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Para mi papá...

Cuando no sabes quién es, pero hay varios que pueden serlo

Publicado: 2015-06-21

Mi mamá, para la época, era algo avezado casarse con panza, pero sí, puedo decir que fui una de sus invitadas favoritas y aunque no haya querido ir, de todas maneras hubiera estado ahí.

A los seis meses de edad, mis papás se separaron y bueno, crecí en la famlia compuesta por mamá, abuela, tías, tío, abuelo, perro y Hernán el que nos vendía carne y Don Lucho el de los abarrotes.

La relación con mi papá nunca fue muy cercana que digamos y es que desde muy pequeña, los problemas entre él y mi mamá eran más grandes que cualquier otra cosa y bueno, yo lo veía tan común que la verdad el no verlo no era relevante.

Día a día, mientras crecía, había una persona que hasta ahora está conmigo y ese es mi abuelo (papá de mi mamá), un señor rezongón, alegre, noble y muy, muy amoroso aunque se muestre a veces una persona muy ruda. Él me acompañaba al colegio y me enseñaba a cruzar la Av. Arica en Breña.

Me hablaba sobre las marcas de carros (trabajaba para la Mercedes Benz acá en Lima), el año, el modelo, si eran japoneses, ingleses, alemanes o gringos; por él es que tengo un gusto horroroso por los autos de todo tipo, tanto que puedo interrumpir una conversación con mis amigas para hacerles notar cuando pasa un Camaro o un Dodge, obviamente, estas mujeres amigas mías no entienden cómo sé de esto.

También, recuerdo con mucha gracia cuando le pregunté a mi papá de qué equipo de fútbol era y me dijo sin dudarlo: "Tú, eres de la U y que nadie te haga cambiarlo por nada del mundo" y aunque mi crema aun no gane o me digan gallina o lo que sea, yo sigo siendo crema, crema hasta la muerte. Me sentaba con él a ver los partidos y me contaba con mucha pena lo que había pasado con el Fokker y los chicos de Alianza Lima.

Nos despertábamos en la madrugada para poder ver los partidos del mundial de Francia 98 y hasta llegaba tarde al cole por ver a Francia y al papi de Thierry Henry, Zidane o a Italia con su Bufón; moría a mis 12 o 13 viendo el fútbol y les decía a mis amigas sobre cómo había sido el partido anterior y demás; por él sé de fútbol y bueno, ahora, es super gracioso que algun brother me diga "¿qué raro que a una mujer le guste el fútbol?" y pues sí, es por él.

Me llevaba a hacer el mercado. Como piurano, ultra mega hiper daster baster norteño, conoce de muchas cosas sobre la carne y el pescado. Le hace escándalo cuando le venden algo que no es "a mi no me vas a venir a engañar, eso no es Mero, si eso fuera así, en este momento me crece el pelo". Recuerdo con mucha gracia esa frase y cada vez que compro carne o pescado, me acuerdo de papá.

"Sonríe y conquistarás el mundo", siempre dice eso y yo creo que tiene razón; confío en él y lo quiero mucho. Por él, la ausencia de tener a mi papá ni la he sentido y como alguien me dijo por ahí "si has llegado hasta acá sin él, no tendrías por qué preocuparte".

Es una persona muy admirable, desde muy niño empezó a trabajar y a salir adelante. Cuenta que casi se hace curita porque unas monjas se lo iban a llevar; también dice que ha comido de todo y lo que más recuerdo es su anécdota sobre comerse una iguana (pacaso); le gusta reventar cuetes en Navidad y también embriagar al pavo antes de cocinarlo.

Hace el seco de cabrito más rico del mundo y le sale un cebiche que con solo recordarlo ya empiezo a salivar. Extraña mucho su Piura, su sol, su clarito, su pescado y su yuca. Se lo pasa todo el día estudiando su cátedra para que le salga un vale o una trifecta el fin de semana. Sufre con su sordera y hasta ahora se le hace muy difícil hablar por teléfono sin evitar gritar: "no te escucho, gracias estoy bien, ya chau, cuidate".

Es verdad, papá es ese señor el de la foto, ese viejito de sonrisa franca y mirada sincera que a su 81 y casi 82 años de edad, aún me enseña cómo ser una mejor persona y que la inocencia de niño nunca se pierde. Me enseña lo difícil que es ser hacerse más grande y sobre todo a comprender cuando el cuerpo no puede seguir el ritmo el espíritu.

Papá es él, mi abuelo, mi amigo y mi gran admiración.

Tu eres mi Ironman.



Escrito por

Mafita Lavado

Si no lo dices, lo haré yo. Alguien debe de arriesgarse, no hay peor gestión que la que no se hace.


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¿Qué te puedo decir?

Te cuento lo que me pasa, lo que me cuentan, lo que veo y lo que escucho, le pongo algo de sarcasmo y nada, ahí está.