#ElPerúQueQueremos

Un censo de violación

Vivimos en una "zoociedad"

Publicado: 2017-10-23

Lo que ayer para mí sería un domingo de estar en pijama todo el día, comiendo hojuelas y yogurt, ver Netflix y dormir todo lo que el sueño y el cuerpo quiera, mientras esperaba a que la persona del censo venga a mi casa a tomar mis datos, en la noche, todo se convirtió en un domingo de horror con la información de aquella joven que fue violada mientras cumplía voluntariamente, su labor como empadronador.

50 soles ha costado poner en riesgo su vida, su integridad y su seguridad. 50 soles no ha costado a todos y ver a qué nivel de salvajismo hemos llegado en un país, donde todos nos hacemos de la vista gorda, porque “aún no nos ha pasado”.

Tengo 30 años, vivo sola desde hace casi 10 años y desde ese momento, entendí que solo yo soy la responsable de mi propia seguridad. Sin embargo, ni yo ni ninguna otra persona se encuentra libre de cualquier hecho que pueda afectarla física y psicológicamente. Hace un par de años, saliendo de un bar en Barranco, a mí y a una amiga, nos asaltaron en el taxi en el que regresábamos a casa. El mismo taxista estaba coludido con las dos personas que se metieron en la parte de atrás del auto donde nosotras estábamos, los seguros de las puertas se abrieron y cada uno de ellos nos ahorcaba mientras nos tocaban para quitarnos nuestras cosas, el taxista sin detenerse siguió su camino desviándose por unas calles en Surquillo y en un pasaje, nos botaron del auto aún en marcha, como si fuéramos dos bolsas de basura e incluso tuvieron el descaro de tirarnos nuestras llaves. Mi amiga, sin zapatos, no dejaba de llorar, yo aún en shock no sabía dónde estábamos, hasta que salió un joven de una casa y nos trató de calmar. Mientras llamábamos al serenazgo, porque la policía jamás se apareció, la mamá de este joven me decía que era muy común que a varias chicas las boten en esa calle luego de robarles y quien sabe si más cosas totalmente, repudiables.

Desde ese momento, dejé de tomar taxis “de la calle” y uso taxis de aplicación, porque definitivamente, no quisiera pasar por una experiencia similar ni cercana a ella y porque mi seguridad es lo más importante. Pero ¿qué sucede cuando una ya no puede tener el control de su propia seguridad? ¿Quién va a imaginar que en el censo van a violar a una persona? Nadie, en su sano juicio pensaría tamaña idea.

Mientras todos ayer nos íbamos enterando de este caso, Aníbal Sánchez, en su conferencia de prensa, se quejaba que de que teníamos un “crecimiento vertical” y que por esa razón no se pudo censar en varias zonas de la capital. A esa hora, todos ya sabíamos lo que había pasado y él públicamente no denunció ni mencionó este hecho e incluso, el hermano de la joven afectada mencionó que un funcionario del INEI le ofreció darle mil soles solo para que no dijera nada ¿cómo es esto posible?

No tengo palabras realmente, para demostrar mi indignación, al igual que quizá muchas otras personas, ¿cuántas mujeres que incluso eran escolares han estado en riesgo en este censo? Un censo terriblemente organizado que más que buscar información y data, la cual también está en tela de juicio el uso que le den en adelante -el caso de la UCV, es más que resaltante- nos ha restregado en la cara nuestra realidad: que por más marchas y por más de que algunas autoridades digan que están trabajando, los casos de violación y violencia contra las mujeres se ha desbordado y es, al parecer, incontrolable.

Este país es considerado el 3ro en violencia sexual y Lima es la 5ta ciudad del mundo más insegura para las mujeres. Hace unas semanas se celebraba el día de la niñas con poder, incluso escribí sobre lo que yo deseaba para mi sobrina y sobre la responsabilidad de las autoridades para velar por la seguridad de todas las mujeres de este país sin importar la edad o cualquier tipo de sesgo o calificación, pero ayer nos dimos cuenta que no es solo cuidarse al tomar un taxi, sino que el solo hecho de salir a la calle ya nos condiciona a estar propensas a cualquier tipo de violencia o daño.

Cuántas personas como yo, hoy se encuentran haciendo valer su voz, reclamando por la dejadez y mediocridad de las autoridades. En la cara de todos, ayer nos dijeron que no hace falta censar un país para darse cuenta que el nivel de violencia es altísimo, donde las violaciones ocurren y la inseguridad está en todos lados, que cualquiera puede ser una víctima y que en todos lados hay un Marco Antonio Luza Segunda, dispuesto a decir “hubiera gritado pues”.

Ya este no es un problema de “algunos”, es de todos y así como todos dijimos #UnSoloAliento para ver a la selección peruana en el mundial, todos debemos ser un solo aliento para decir #NiUnaMenos.

No es cosa de matarlos o hundirlos en la cárcel con penas altísimas, sino un trabajo colectivo de todas las autoridades y la sociedad en general en la que todos metamos la mano y reclamemos por nuestros derechos, nuestra seguridad y por la de los demás.

Ya no más pruebas de lo que estamos viviendo, ya no más violencia, ya no más miedo de salir a la calle. Ya basta que nos golpeen, nos arrastren por la calle, nos maten, no dañen, ya no más pruebas de que esta sociedad se ha vuelto una "zoociedad", donde la calle es una selva y todos debemos defendernos como podamos, como salvajes.Ya no más.


Escrito por

Mafita Lavado

Si no lo dices, lo haré yo. Alguien debe de arriesgarse, no hay peor gestión que la que no se hace.


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¿Qué te puedo decir?

Te cuento lo que me pasa, lo que me cuentan, lo que veo y lo que escucho, le pongo algo de sarcasmo y nada, ahí está.